Más de mil viviendas nuevas en medio año

El mercado inmobiliario en Sevilla está muy vivo. Tanto que ha superado -con creces- las pírricas cifras de los años más duros de la crisis. Atrás quedó el desplome. El sector está en auge y se acerca a los números registrados a principios de esta década. Aún queda por alcanzar el volumen de construcción de la etapa del boom, cuando las grúas poblaban los cielos de la ciudad, pero todo indica que en poco tiempo se volverá a aquellos niveles. Esta nueva etapa que comenzó en 2015 tiene, además, dos protagonistas claros: por un lado, los fondos de inversión que poco a poco han ido adentrándose en un terreno donde sólo tenían cabida grandes promotoras y, por otro, las residencias de estudiantes, con las que se da respuesta a la cada vez más escasa oferta de alquiler para universitarios ante la imparable evolución de los pisos turísticos.

Los distintos informes que han elaborado los grupos que operan en el sector lo dejan claro. El ladrillo ha resurgido. El mercado más castigado por la debacle financiera -y principal motor, junto al turismo, de la economía andaluza- ha dejado atrás su etapa más dura. A los informes de los expertos se suman los datos de la Gerencia de Urbanismo que avalan dicha tendencia. En 2011 el número de licencias de obras se elevaba a 1.263. Esta cifra se había reducido considerablemente respecto a 2007, el último año del apogeo inmobiliario. En 2012 se incrementó levemente (hasta las 1.428) para luego iniciar un vertiginoso descenso que conoció su nivel más bajo en 2015, con 921. Esto supuso un punto de inflexión en la actividad a partir del cual comenzaría una lenta subida que llevó a que el pasado ejercicio el ente municipal otorgase 1.179 permisos, un 30% más que dos años antes. Hasta el 15 de julio de este año se han expedido 743 licencias, más de la mitad que las de 2017, lo que hace prever que 2018 acabe con una cifra similar o superior a la de 2011.

Este dato se vuelve fundamental a la hora de verificar el resurgir inmobiliario, una realidad que se constata con un simple paseo por la ciudad. Solares abandonados opromociones que se habían quedado en el esqueleto por culpa de la crisis conocen desde hace meses la presencia de grúas, hormigoneras y trabajadores. Una revitalización de la que no sólo son testigos los barrios periféricos, sino también el Casco Antiguo, donde se reforman antiguos inmuebles para albergar nuevas viviendas, ya sean para uso residencial, turístico o para alojar estudiantes.

La estadística sobre las viviendas creadas los últimos años también resulta una buena prueba de la mencionada evolución. En este caso los datos de la Gerencia se remontan a 2007, el año previo a que comenzara la debacle económica. En aquel ejercicio se edificaron 2.953 inmuebles residenciales. Esta cifra no se ha vuelto a alcanzar desde entonces. El año con un número más reducido fue 2014, cuando sólo se crearon 169. A partir de 2015 comenzó la curva ascendente que concluyó el pasado ejercicio con 1.137 pisos nuevos, una cantidad que con toda seguridad se superará notablemente en 2018, pues hasta el 7 de junio se habían construido 1.014 viviendas, un número que casi iguala a todas las de 2017.

A esta última cifra hay que añadir las licencias aprobadas en la última comisión ejecutiva de la Gerencia para construir o reformar 345 viviendas. En el lote se incluyen 225 pisos en la Avenida de las Ciencias (Sevilla Este), los 63 proyectados en distintos puntos de Los Remedios, 27 en el Casco Antiguo y 19 en el Distrito San Pablo-Santa Justa. La iniciativa a desarrollar en Sevilla Este está al mando de Vía Célere. A esta promoción se suman a otros dos proyectos residenciales de 190 y 228 viviendas. Está última ya tiene aprobado el estudio de detalle.

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