El Metro: ¿Una solución?

Una promesa que vino para Sevilla de la mano de la transformación que nos brindó la Expo del 92. El Metro tardó casi 20 años en pasar de promesa a realidad. El 2 de abril de 2009 se inaugura la línea 1: una infraestructura cuyas obras se iniciaron en 2004 con un presupuesto inicial de 461 millones de euros, y que acabaría inaugurándose con tres años de retraso y unos sobrecostes del 74% (coste final de unos 800 millones de euros). Además, tan solo la línea 1 del Metro de Sevilla le cuesta a la Junta de Andalucía 55 millones de euros anuales, estando comprometidas obligaciones de pago por valor de unos 2.000 millones de euros hasta 2040.

Sevilla necesita soluciones de movilidad. Sevilla necesita conectar a sus barrios con el corazón de la ciudad y, además, conectar esos barrios entre sí ya que hay zonas como Sevilla Este que son un atractivo para el ocio. Sevilla, como capital, necesita articular su área metropolitana a través de una red de transporte público eficaz y solvente. Es unánime la visión de que hay muchas cosas que mejorar en movilidad para hacer de Sevilla una ciudad europea del silgo XXI: la movilidad juega un papel muy importante en ello.

Pero tal vez la pregunta no sea si Sevilla lo necesita, sino cómo solucionamos, como sociedad local, esta necesidad. Los informes expertos apuntan a que las obras demorarían casi 50 años para dotar a la ciudad de la red de Metro subterráneo completa que está proyectada actualmente. Medio siglo que da para mucho. ¿Y mientras tanto? Mientras tanto los barrios, el Aljarafe, y el resto del cinturón metropolitano de Sevilla se quedarían esperando 50 años para disfrutar de una movilidad eficaz que los conecte con la capital.

Incluso en el que caso de que las administraciones contasen con la inversión necesaria para ejecutar las obras, tendríamos que esperar casi 30 años, por no hablar de las dificultades e incomodidades que los vecinos y vecinas tendrían que soportar durante más de diez años con zonas de la ciudad abierta en canal por querer hacer la red completa subterránea.

Se ha hablado de un Metro en superficie, pero la idea puede resultar poco atractiva para quienes entienden que Sevilla «no puede ser menos» que otras capitales españolas y europeas. No obstante, una solución en superficie es probablemente la más viable y sensata: perforar el subsuelo de toda la ciudad eleva exponencialmente los costes de las obras; en cambio, evitar las perforaciones y apostar por un transporte intermodal en superficie no solo disminuiría los costes (que salen del bolsillo de todos y hay que ser muy serio y muy cabal con el dinero de la ciudadanía), sino que además acortaría muchísimo los plazos de ejecución, dando así a Sevilla una solución, pero sin tener que esperar casi tres generaciones.

Así, con la inversión de los 11 kilómetros de Línea 3 que se pretenden iniciar, se podrían construir más de 40 kilómetros de transporte en superficie, es decir, la totalidad de la red prevista y sus conexiones metropolitanas, en un tiempo que no tendría por qué ir más allá de 8 ó 9 años. Un transporte para los sevillanos y sevillanas de hoy, porque Sevilla necesita conectarse ya. Ante necesidades acuciantes, soluciones reales, sostenibles, realizables.

Las administraciones saben, y este Ayuntamiento en concreto sabe, que ejecutar las obras de un Metro soterrado, cuya inversión inicial se calcula en unos de 3.700 millones de euros, sería una carga inasumible para las arcas públicas, por no hablar de los elevados costes de operación y mantenimiento que habría que subvencionar. Saben de su inviabilidad, saben de la importante hipoteca que dejan a casi tres generaciones de sevillanos y sevillanas. Aun así, siguen adelante porque la visión cortoplacista va en su ADN: porque interesa más un electorado contento que hacer política responsable y honesta con la ciudadanía. Porque ahora que hay acuerdo y parece que llegará inversión pública, no podemos desincentivarla. Por supuesto: toda inversión pública en esta tierra, en nuestra ciudad, es una noticia excelente, pero es deber de todos y todas, de representantes políticos y de ciudadanía, apostar porque ese dinero se invierta de manera sensata y eficiente.

Y mientras tanto habrá que disponer también de otras medidas: porque movilidad no es solo hablar de Metro. Es también hablar de fortalecer el modelo de movilidad activa que ha puesto a Sevilla en los primeros puestos de la clasificación mundial de ciudades para ciclistas y peatones. Un valor que nos iguala a Europa, mucho más que el Metro, y que este Ayuntamiento y también el anterior equipo de Gobierno, están dejando morir lentamente por no apostar por una ciudad para la gente: es crucial repensar el urbanismo existente, y pensar el urbanismo del futuro desde un enfoque de género, y también en términos de accesibilidad para las personas con diversidad funcional. Por eso es tan importante escuchar y entablar diálogo. Hay mucho conocimiento y experiencia que recoger para hacer de Sevilla una ciudad más conectada.

Más movilidad, intermodal, realista y sostenible, pero también más participación: los problemas que nos tocan a todos deben contar con consenso, con diálogo y con el mayor número de voces posible. Por eso, sea cual sea la solución propuesta a los problemas de movilidad en Sevilla, tal vez sea el momento de preocuparnos también por las formas y contar con todos y todas: con la ciudadanía, asociaciones ecologistas, con los municipios afectados del área metropolitana, con actores económicos y sociales. Es necesario un gran acuerdo ciudadano en torno al futuro modelo del transporte público metropolitano, resultado de un debate informado y con un amplio proceso deliberativo. Y el pacto de los grupos municipales en torno a ese gran acuerdo ciudadano debemos entenderlo como el final de ese proceso.

Noticia original: http://www.diariodesevilla.es/sevilla/Metro-solucion_0_1240076217.html

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